Breve y muy dura, así ha sido mi relación con la realidad de frontera en Boa Vista.
El lunes comenzaba la semana y ya parecía que se advertía que no iba a estar del todo preparado para lo que se avecinaba. Por lo que fuera, si bien me habían dicho que esta semana la pasaría en el área de Medios de vida de la oficina de Boa Vista, no esperaba entrar lunes a trabajar ya a primera hora. Un poco más tarde, quizás una visita primero y luego ya...nada, el caso es que me llamaron mientras me sentaba apaciblemente a escribir la última entrada y yo sin duchar ni con ropa limpia tuve que irme pitando al coche. Claro, llegué un poco descolocado y nada preparado (en cuanto a higiene promedio se refiere) y con esas me las tuve que ver estrechando manos, recorriendo espacios y sentándome enfrente de las personas a las que tendría que atender esa mañana. Las tareas eran parecidas a las ya realizadas, hacer el cadastro en la base de datos (que eso sí, no usaba el mismo aplicativo que en Manaos, más sencillo este) de la oficina si era la primera vez que la persona era atendida y una vez hecho esto, tres opciones: ayudar en la elaboración de CVs, renovar las carteras de trabajo de forma digital o realizar ambas. Si en Manaos fue Kevin, en Boa Vista fue Pedro quien me asistió con las dudas que tuve. Al mediodía volvimos a la casa comunidad para disfrutar de la comida y compañía de Katya como cada día de esa semana haríamos y ya pude adecentarme un poco para los atendimientos de la tarde que fueron del mismo tipo. Aproveché también para hablar con Luis, del área de Documentación, sobre como gestionar mi regularización ya que tenía 60 días para registrarme como migrante en la policia federal.
El martes consistió un poco en lo mismo que el día anterior con la diferencia de que Luis me acompañó a las dependencias de la policia federal en donde nos digeron que los documentos que llevaba no eran suficientes para hacer el trámite (vamos, que me tocaba pagar y no lo había hecho aún). El viaje pues, fue un poco en balde, pero Luis quiso aprovechar y me hizo entrar junto con él al PTRIG de Boa Vista donde pude ver el funcionamiento de las principales organizaciones humanitarias internacionales y locales, en su atención diaria a los procesos de documentación y gestión de los campos de refugiados sobre los que hablaré más adelante. Así que entre atendimiento y atendimiento tuve que ir viendo de conseguir los documentos que me faltaban, pagar las tasas que me reclamaban, etc.
Los miércoles y jueves el área de Medios de vida deja de realizar las tareas que comenté antes y se centra en las entrevistas a los particulares que cuentan con proyectos de emprendimiento y que pueden ser beneficiarios de las ayudas al emprendimiento del SJMR. Estuve pues, el miércoles, realizando ese tipo de atendimiento, ofreciendo el formulario de solicitud e información que han de rellenar, explicando el proceso y resolviendo dudas. Por al tarde fui de nuevo a la policia federal y hubo final feliz, salí con el "protocolo" como comúnmente se le conoce y quedo a la espera de que en un periodo de tres meses realicen y envién mi "DNI de migrante en Brasil".
Fue una pena que tuviera que usar tanto tiempo con estos trámites porque mientras yo los hacía, mi compañera Jaqueline asistía a una charla de sensibilización y prevención sobre la violencia contra la mujer impartida en el campo de refugiados en el que se encuentran los indígenas venezolanos Warao. La charla se enmarcaba dentro de la campaña de 16 días de activismo contra la violencia de género. Aunque no pude ir, hablé largo y tendido con Jaqueline sobre lo visto. Ella me comentó que el lugar era bastante limitado, pero claro, cualquiera prefiere dormir en la calle como ya hacen tantos otros. Las casas prefabricadas no tienen luz ni apenas ventilación lo que sumado a lo que ya nos dijo Agnaldo la semana pasada, que los materiales absorven el calor y que no son los apropiados para este clima (pero de nuevo, mejor que las tiendas de campaña, lo menos malo), hace que no sean las mejores condiciones para sobrellevar el tremendo calor de Boa Vista (para que os hagáis una idea del calor, las paradas de los autobuses metropolitanos son cerradas y con aires acondicionados dentro). Tampoco ayuda a esta sensación de calor y agobio el hecho de que habiten muchas personas dentro, Jaqueline vio un montón de hamacas en cada casa. Dicho todo esto, los "abrigos" indígenas junto con el de Pricuma (para enfermos, que sí cuenta con luz) son los "mejores", tienen una estructura que los cubre y que puede verse en la imagen que me envió:
Ahora bien, esta situacón es momentánea puesto que la financiación de los organismos humanitarios va a verse reducida casi a la mitad el próximo año y ya se está proyectando una restructuración de los 13 campos de refugiados (cada uno acoge a unas mil personas) para reducir su número, pero no su capacidad. Es decir, las condiciones de hacinamiento se verán incrementadas. Otro problema es que los tres "abrigos" indígenas van a fusionarse y claro, hablamos de comunidades totalmente diferentes (por más que se las meta en el mismo saco de "indígenas") compartiendo un muy pequeño espacio, en fin, los conflictos están servidos.
Ilustro con algunas fotos de la hermana Sofía ya que yo no he podido ir en persona. Pueden verse los campos "normales". Con los cercados que los diferencian cuasi parecen cárceles, desde luego la vida en ellos no se aleja mucho de esa realidad. Comidas tres veces al día en una área común, baños comunes, prohibiciones y horarios estrictamente fijados.
El jueves, 25N y por tanto Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, se dieron unos hechos realmente lamentables y dramáticos en Pacaraima. Más triste si cabe, por darse en un día que clama contra su fin. La pequeña ciudad de Pacaraima se ubica a 214 km de Boa Vista (aunque esto, en contexto brasileño es cerca) y a 20 km de Santa Elena de Uairén ya en Venezuela. Es por tanto, el municipio brasileño más fronterizo y donde se encuentran los puntos de acceso y regularización migratoria. Históricamente estas dos localidades han tenido estrecha relación, ha habido mucho comercio entre ellas, transvase de población, etc. Ahora es distinto. Casi un tercio de la población estable de Pacaraima la conforman migrantes venezolanos, además de los que están de paso ya que diariamente se calcula que entran unos mil por las "trochas" (pasos "ilegales"). Entonces, si ya en Boa Vista las escenas de familias, cientos de personas por no decir miles (no llegué a ver las ocupaciones) se agolpan en las calles aquí la situación se desborda ya que no hablamos de una ciudad de medio millón de habitantes sino de un pequeño municipio. Eso ha hecho que la visión y relación con los venezolanos de la población autóctona haya cambiado y mucho, llegando a extremos xenofóbicos que irrumpieron en actos violentos este jueves, mientras se celebraba una "manifestación pacífica" (recordar también que estamos prácticamente ya en año electoral así que los discursos se van radicalizando). A Boa Vista llegaron algunos vídeos de lo ocurrido:
"Comenzó aquí, los niños corriendo y las mujeres llorando. La cosa está fea, la gente quiere invadir el abrigo ahora"
"Cerrad la puerta (se ve la entrada fronteriza) , hijos de puta que os jodan"
Los manifestantes golpeaban a los venezolanos e incluso trataron de entrar en los campos de refugiados. Se recomendó al personal que no mostrasen sus identifaciones porque también eran blanco. La espiral de violencia siguió y tuvimos que cancelar la visita a Pacaraima programada para el sábado. El flujo migratorio va a seguir aumentando así que escenas como esta están más cerca de repetirse que de terminarse.
Volviendo al trabajo del jueves, de forma extraordinaria, ese día atendimos en nuestra área no a emprendedores sino a solicitantes de CV's y carteras de trabajo digital. Decir que durante esos "encuentros" con las personas a las que atendía, escuché unas historias que se alejan mucho del tópico, de la imagen esteriotipada del migrante que tenemos en España. A España llegan personas que parten, en muchos casos, de situaciones socio-económicas muy bajas y que no han experimentado otra situación, en sus sociedades de origen podía no existir la opción de mejorar su situación y la migración es el único intento de hacerlo (lograrlo es otra cuestión). Pues bien, las personas a las que he ido atendiendo esta semana tenían todas formación (incluso superior: enfermería, ingeniería...), tenían sus trabajos y vidas estables, como me contaba Nohemi la semana pasada y escribí en la entrada anterior. Choca mucho justamente eso, te cuentan su experiencia, su vida laboral y muchas personas tienen trayectorias envidiables pero no han emigrado por elección y en el rápido y forzado cambio de país, parece como si lo perdieran todo, lo que eran. Soy "ingeniero" sí, ¿y donde está tu convalidación del título? Ah bueno es que además te dejaste el título en tu casa que muy probablemente ya este ocupada si la dejaste vacía. Así les recibe la realidad, ya no son lo que eran, aunque se sientan (legítimamente) como tales no pueden actuar. De todas formas, algunos ya habían visto esta pérdida en la propia Venezuela porque aunque trabajasen como lo que habían estudiado, el sueldo que ganaban no les alcanzaba para vivir. Habían de pluriemplearse en trabajos no cualificados hasta que ya ni siquiera así podían mantenerse y se veían abocados a emigrar.
Ese mismo día, por la tarde, Luis quiso que aprendiese el trabajo en el área de Documentación y estuve presente con él durante la realización de algunos trámites. El momento más duro fue cuando realicé la solicitud de refugio para el hijo de una chica venezolana que tenía mi misma edad. Hay una parte del trámite en el que la propia persona solicitante debe escribir los motivos de su salida, los detalles de la misma...mientras lo escribía nosotros íbamos viendo en la pantalla y era poco menos que desolador. Sola, con un hijo enfermo a cargo, sin ingresos...y ahí estaba ella, al otro lado de la mesa con sus 25 años y una vida tanto pasada como presente y futura totalmente diferente a la mía.
Al día siguiente, Jaqueline y yo íbamos a ir con la hermana Lidia a la rodoviária/estación de autobuses donde acampan quienes no pueden acceder a los campos de refugiados (que están justo al lado). Allí la idea, era ayudar en el reparto casi diario (solo libran sábados) de comida que la congregación de las hermanas de Calcuta ofrecen. Luis nos explicó que la rodoviária es un punto caliente de la criminalidad. Las bandas tanto venezolanas como brasileñas se aprovechan de las situaciones de extrema vulnerabilidad de los migrantes y se dan muchos casos de tráfico de personas y explotación sexual. Desde venta de niños u órganos (por supuesto, drogas también) hasta ofertas falsas de cocinera en los garimpos que se convierten en prostritución forzada una vez llegan al lugar. Lugar que por otro lado está aislado, del que no tienen absolutamente ninguna escapatoria. En relación a estos garimpos, dejo una publicación de IG donde podéis haceros una idea de en qué consisten (pinchando en la parte resaltada tenéis link con más información sobre ello):
El viernes llegamos a la estación de autobuses pero no pudimos dar con Lidia así que nos fuimos a la ubicación que nos mandó días atrás. Era la propia casa de las hermanas, allí el reparto de comida es a mujeres y niños/as (a los hombres se les da en la propia estación). Fue entrar y toparte con 500 personas esparcidas por el suelo, haciendo cola y esperando la ración que les haga más leve el hambre. Otra hostia, vaya. A ello que nos pusimos y durante dos horas formamos parte de la cadena de manos que ponían comida en la bandeja. Por delante nuestra pasaron desde madres adolescentes, mujeres solas, madres con hasta cinco hijos, mujeres embarazadas con el niño mamando en brazos. Hacía falta una persona que les llevase las bandejas en muchas ocasiones porque entre aguantar al bebé con un brazo y llevar de la mano a tu otro hijo en otra...¿y cómo se las arreglan? Porque en mi corta experiencia atendiendo a mujeres en la oficina, siempre suelen estar solas, no hay padres por ningún lado. Bueno, debe haberlos pero hace tiempo que se esfumaron. Aún así, algo positivo rescato de esta terrible estampa y es que las personas voluntarias eran otras mujeres venezolanas, migradas, en la misma situación (viviendo en la calle o cuando no en los campos de refugiados). Eso demuestra que la voluntad, el querer dar, puede realizarse incluso cuando una misma sería quien más debiera recibir. Esa muestra de generosidad me dio cierta esperanza, para que negarlo.
Sobre el resto, seré breve. Ese día se hizo una comida en la oficina a modo de despedida de Jobson. A la noche la despedida fue para Agnaldo que se iba el día después. Sábado tranquilo en la comunidad, leyendo el ensayo de una religiosa nigeriana en Argentina sobre el voluntariado, a la noche airearse un poco en grupo. A la mañana siguiente, antes de coger el bus que me traería de vuelta a Manaos, visita a un lago con demasiada huella humana para mi gusto. El lago do Robertinho del que dejo imagen. Un poco de agua para sumergirse y en el silencio, no pensar...o hacerlo mucho.
De vuelta en Manaos, seguimos.
Sergio
PD: parece que los planes de la dirección del SJMR es que pueda pasar más tiempo en Boa Vista en un futuro, se ha comentado que dos meses. Iremos viendo, por el momento ahora ya sí me espera cierta estabilidad en Manaos. O eso creo.
Comentarios
Publicar un comentario