Semana marcada por la creación de nuevos lazos (y la unión de algunos que no se conocían) así como también, de recibir ayuda desinteresada e inesperada cuando uno peor estaba.
La semana entera iba a estar dedicada a planificar los proyectos de este nuevo año (repartir responsabilidades, realizar modificaciones y plantear dudas) aunque comenzó con cierta demora puesto que, al no estar Mikely ni Mikaela el lunes, la reunión general del equipo se postergó al día siguiente.
De dicha reunión, cuya duración fue considerable, además de muchas directrices sacamos esta fotografía del equipo al completo:
A Terida y a mí nos han correspondido varias acciones juntos, menudo ¨equipaso¨ así que, vais a hartaros de leer su nombre por aquí. Estos días los pasamos debatiendo algunas cuestiones, cómo sería mejor hacer ciertas cosas y las oportunidades que supondría ampliar "redes" y trabajar en otras áreas, gracias a la ayuda de las personas que he conocido estas últimas semanas. De modo que, ideamos todo un plan de encuentros para que las hermanas Rose, Mara y Mirna, así como el padre Luis Miguel se conocieran. Con la voluntad de poder retroalimentar las acciones de cada parte, poder actuar desde el SJMR tanto en las problemáticas del tráfico de personas con las que trabaja Rose como con las poblaciones ribereñas donde desarrollan su actividad el resto.
El miércoles y jueves tuve que ayudar a Kevin a subsanar algunos errores del sistema de datos de la organización. Sin embargo, ambos días hubo tiempo para "actividades externas". El primero de ellos, por la mañana, Terida y yo nos acercamos rápidamente a desayunar en un mercado que colocan próximo a la oficina. Mientras comía mi segunda experiencia culinaria callejera (esta vez, sin resultados negativos), dos hombres se pusieron a hablar con nosotros. La conversación acabó con uno de ellos levantado y exaltado, gritando en favor de Bolsonaro. Se nota que es año de elecciones, la cosa va a ir poniéndose calentita cada vez más. A la tarde, Terida me invitó a ir al local de Nohemi (para quien no conozca su historia, puede leerla aquí: https://elencuentroatento.blogspot.com/2021/11/semana-4-lluvia-y-desplazamiento.html ) donde iban a realizar una reunión varias de las artesanas que conforman una cooperativa muy presente en las diferentes ferias de la ciudad. Antes de llegar, me comentó cuan difícil había sido convencer a la mayoría de ellas y es que sin la mención de algún tipo de ayuda, muchas personas prefieren hacer la guerra por su cuenta. Y es una pena, la propia Nohemi inició la reunión expresando sus reflexiones, los problemas del año anterior y lo que esperaba de este. En suma, que no planteaba la cooperativa como un mero negocio sino como una red de apoyo, cuasi familiar, donde las integrantes pudieran sentirse respaldadas. Exigía pues, proactividad a la ayuda mútua. Luego hubo tiempo para amenizar la tarde con la comida que habíamos llevado, charlando animadamente sobre cuestiones tanto felices como tristes y es que Nohemi nos relató algunos vivencias de "cuando era rica y no lo sabía".
En cuanto al jueves, fue el día que habíamos convenido el padre Ronaldo y yo en que fuera a comer a su comunidad (que todavía no conocía). Me recogío el hermano João Luiz y con ellos dos (puesto que estas fechas suelen viajar la mayoría de religiosos, de vuelta temporal a sus casas familiares) tuve una muy agradable comida. Pienso que quedamos todos muy satisfechos por lo que, seguramente podremos establecer esta costumbre en el tiempo, a la manera que ya quedó fijada la "misa y cena" de los lunes en la comunidad del padre David. Con este y con el padre Alex, mi acompañante (gracias al cual próximamente podré vivir algo que nunca antes hice, aunque todavía no desvelaré detalles jaja), habíamos quedado en ir por la noche al restaurante venezolano que tanto nos gusta a Terida y a mí. De paso habíamos invitado a Luis Miguel y Rose, por aquello que comentaba antes, del plan de "conectarnos". Los primeros no pudieron venir al final así que, quedó la cosa en nosotros cuatro. Antes de que llegaran ellos, estuvimos hablando con la pareja venezolana que lleva el restaurante. Han decidido marcharse en cuanto salga una oportunidad. La inflación no deja de aumentar en Brasil y ya no cubren costes. La vida se está encareciendo mucho y más, en la Amazonia por las dificultades y costes de transporte de productos. La cena fue genial y aunque no hablamos en exceso de trabajo, confiemos en que colocaramos la primera piedra de una fructífera relación.
Del "venezolano" pasamos al "peruano" del viernes, y es que Terida me quiso mostrar un restaurante mítico "de" la oficina. Aprovechamos y le hicimos una llamada rápida a Fernando Arnal a quienes esperamos sea en Manaos o Brasil. De la comida, me sorprendió el zumo de maíz morado que por azar tomamos, exquisito (en español, matizado porque en portugués "exquisito" significa extraño con connotación negativa). Vi casualmente que cerca de restaurante había algunas librerías de segunda mano así que dimos un paseo por el centro del que saqué algunas fotos:
El jueves me fui a dormir ya un poco ronco y el viernes me mojé por la lluvia. Uno más uno...el fin de semana lo pasé bien resfriado, con extra de tos y mocos aunque por suerte, sin fiebre. En parte el cansancio y, la vuelta de la atención al público en la oficina, me han hecho demorarme esta semana con la entrada que por otro lado, diría que ha quedado más corta de lo habitual jeje.
Sobre el fin de semana añadir que, fue casero, claro. El sábado tuve una larga llamada con algunos voluntarios VOLPA, con Willy que está viviendo en Kenia una situación un tanto surrealista y con Iria y Anna que están a puntito ya de irse para Chile y Uganda respectivamente, vivo con bastantes ganas su partida. Su tenacidad es de valorar. El domingo, por su parte, recibí dos sorpresas, de esas que mejor no pueden ser. Y es que, estando yo en el punto con más malestar (incluso tuve que posponer mi acompañamiento online con Mila que ojalá pueda producirse esta semana), primero Terida y después João Luiz me trajeron comida para ayudarme a pasar la dolencia. Un gesto bien sencillo pero que me hizo mucho bien. En el día a día se nos presentan muchas situaciones donde bien pudiéramos tener ese tipo de gestos, se hace muy fácil pues, ofrecer regalos a quienes "estimem". Me hizo darle algunas vueltas a cómo veía ciertas cosas en España. Lo agradezco pues, doblemente.
Espero que vuestro año haya empezado muy bien.
Abrazos,
Sergio
PD: lo prometido es deuda, visto en el mencionado bar del viernes en el centro de la ciudad...
Ay... ¡Las lluvias amazónicas! Hay que cuidarse y nunca olvidar lo importante que es cuidar y que te cuiden. Una buena red de cuidados es de las cosas más valiosas que podemos tener.
ResponderEliminarToda la razón, más cuando uno está relativamente solo (vive solo, vaya) y está lejos de casa. Por suerte, las personas que me rodean aquí siempre están dispuestas a ayudar.
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