A mediados de esta semana, concretamente el 15 de junio, se encontraron los restos de Bruno Pereira y Dom Phillips. Indigenista brasileño y periodista británico, respectivamente, estaban desaparecidos desde el 5 de este mes. Asesinados, engrosan la lista de víctimas a manos de una violencia que tiene claros intereses.
Los hombres eran conocedores de los ataques que ocurrían en la zona, a menudo violentos, por parte de mineros ilegales, cazadores, madereros y narcotraficantes en la zona, pero se dedicaban igualmente a denunciar cómo esta actividad plaga las áreas silvestres protegidas de Brasil, pone en peligro a sus pueblos indígenas y acelera la deforestación.
He dejado un pedazo de un artículo de la CNN donde se explica lo ocurrido en mayor profundidad. Os ruego que lo leáis:
¿Qué llevó a Dom Phillips y Bruno Pereira a arriesgar sus vidas en la Amazonía?
De la noticia me enteré estando en la comunidad de Nossa Senhora de Fátima, donde pasé del jueves al sábado por la mañana. Ya había estado el martes en una rápida visita que tuve que hacer para recoger unos documentos en la escuela del municipio pero en esta ocasión fui por la invitación de la hermana Mara.
Lo cierto es que aquellos días me recordaron mucho a los pasados en diciembre, solo con Mara y Mirna en su comunidad y de los que escribí en esta entrada: Semana 10 - Últimas palabras. Fueron realmente apacibles y de hecho, una suerte estar con ellas, como siempre. Aquellos días tuve mis momentos de soledad, de compartir con ellas y de participar en los eventos de la comunidad. Ojalá podamos volver a pasar un momento así, aunque van a estar fuera bastante tiempo y a mí también me va quedando cada vez menos. Tuvo cierto aire a despedida. Y es que el tiempo pasa...y si no que se lo digan al río que, cuando llegué a principios de diciembre estaba a 15 metros (si no más) de esta casa que ahora está sumergida. Lo recuerdo bien porque no se me va la imagen de Luis Miguel (el párroco español que se encarga de 27 comunidades del Tarumã Mirim y río Negro) subiendo la cuesta embarrada, en chanclas, para comprar gasolina en esa casita...
El martes, como dije, rápida visita a Nossa Senhora de Fátima. Literalmente 5 minutos porque las hermanas no estaban y el director de la escuela se esmeró en despacharme rápido. Lo de "creo tener malaria" veo que es la excusa por estos lares.
En cuanto al miércoles, con un equipo reducido (Ruth y Nyelsen se fueron, ¡y hasta Giovana! que nos avisó la semana pasada -cada vez van quedando menos voluntarios locales que nos echen un cable), volvimos a la Congregación de las hermanas de Calcuta en el barrio de Coroado para realizar una jornada de documentación. La primera vez fue hace escasas cuatro semanas, en aquella ocasión contábamos con la increible presencia de Natalia y Luis que animaron enormemente a las personas con su música. Dejo por aquí el link de aquella semana porque su música vale mucho la pena: Semana 30 - Hospitalidad.
Bastantes personas pero poco a poco fuímos atendiendo y vaciando aquella sala. Hubo de todo, como siempre, personas un tanto perdidas que pensaban que estábamos haciendo los trámites de la residencia temporal (hacemos los de refugio) e incluso, y aquello fue curioso, personas que venían a renovar su "protocolo" (el comprovante de la solicitud que se recibe mientras se espera para recoger la cédula física) y a las que notificamos que les habían otorgado oficialmente la condición de "refugiadas" (primera vez que conocía a una persona refugiada "oficialmente" aunque vaya, todas lo son, incluso las que optan por la condición migratoria de "residencia temporal" -pero en eso ahondaré en la siguiente entrada-).
Abrazos,
Sergio
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