...en la garganta, en el estómago, por "tos laos". Disfrutando, o intentándolo, de la montaña rusa de emociones que supone saberse pasando los últimos días con tantas personas y lugares que han sido importantes este tiempo y significan mucho para mí.
Encaraba la semana con la tranquilidad de disponer de tiempo completo para vivir los últimos momentos aquí. Que los tres primeros días de la semana fueran festivos facilitó el no sentirse "extraño" por no estar bajo en la oficina trabajando.
El finde anterior había sido movidito y el lunes lo empecé más calmado, escribiendo las entradas del blog anteriores y otras cosas que he ido (y aún estoy) procrastinando por lo que significan. Despedidas. A lo largo de estos días he experimentado fases de nervios y melancolía. Fisiológicamente. "Comer techo", vaya. Por suerte el viernes, el acompañamiento con Mila me reconfortó y equilibro. Se están cumpliendo los mínimos jaja
Pero bueno, yo iba por el lunes que terminó por el centro sin poder participar de unas celebraciones debido a increibles aglomeraciones y masas de gente corriendo de un lado a otro tratando de entrar. Final con açaí feliz y valió la pena el paseo.
El martes hubo "plan externo", una invitación para todo el equipo de la voluntaria Renata a su apartamento. Para allá que fuímos, a compartir el churrasco y paliar un poco el terrible calor que está haciendo aquí. En la imagen, uno más de la familia Guanipa que ha tenido a bien acogerme:
No estuvimos todos pero casi: Mikely, Renata, Gladys, Terida, Ludimili, Yan Carlos y yo.
Imposible no dejar constancia de estas faces tras el "tratamiento" que Renata nos brindó de graça.
Fernando el pobre, que no pudo cogerse los festivos solo pudo disfrutar del miércoles feriado. Para que no me fuera sin constatar (una vez más) su culinaria y el resto vieran cumplidas sus suplicas, se dispuso a elaborar una "paella" y tortilla de patatas que quedaron de muerte. Presentes los vecinos Terida y Yan, Yoslin y Julio.
El jueves tengo aquí en el calendario escrito "apalanque" así que, debió ser un día raruno que pasé arriba en la casa mientras bajo la oficina funcionaba. A duras penas preparando las despedidas y es que...cuesta eh. Suerte que al día siguiente lo vería todo bastante diferente (grande Mila).
A alturas del viernes ya me encontraba en "fase terminal", menos de dos semanas para volver, ya no hay tiempo para guardarse abrazos o palabras de afecto. En lo que queda, ya hay alta probabilidad que "esa vez" pueda ser la última.
Por la tarde, había quedado con Ruth y Giovana para despedirme. Dos ex-voluntarias locales. Solo pude hacerlo de Ruth pero por una buena razón, Giovana estaba tramitando el trabajo que acababa de conseguir. ¡Enhorabuena!
A la noche en casa de Terida pude conocer a Valentina y Jesús, una pareja de mi quinta con una turbulenta salida de Venezuela y llegada a Brasil. Una historia impactante. Vulnerables como "una hoja con viento" dijo Valentina. Las cosas pasan por algo. O no. En cualquier caso, yo que creía que iría para Boa Vista con Fernando (se fue esa misma mañana) acabé quedándome (consideré, por varias razones, que podría sentirme fuera de lugar y me angustiaba tener poco tiempo a la vuelta para despedirme "bien", ¿y cómo se hace eso?) y esa decisión ha tenido impacto en otras que siento, han sido idóneamente necesarias.
El sábado...(joe vaya disección día a día, yo que me juré que no volvería a escribir en estos términos, pero será la perspectiva temporal que ahora parece velocísima y uno quiere atraparla como sea). Comida con Terida (Valentina y Jesús, que se quedaron en su casa), partit del nostre Llevant (impepinable) y cena de nuevo en casa de Terida y ahora con Yan, Julio y Yoslin. Luego todos nos fuímos al local de Nohemi que hacía tiempo que no nos bañábamos en su piscina.
La mare quiere "recuerdos" y el mejor lugar donde encontrarlos es en la feria dominical del centro de la ciudad. Para allá que fue la "galera ampliada". Desayuno y registro fotográfico para posterior aprobación desde España.
Rose me invitó a comer aquel domingo. Pasé unas cuantas horas con ella y las otras hermanas. Aunque no nos hayamos visto tanto, me ayudó mucho al principio cuando todo parecía más cuesta arriba. Gran agradecimiento por ello y admiración por su trabajo, un referente contra el tráfico de personas.
Ya por último, algunos actores de la salida matutina nos congregamos para pasar una tarde de lo más agradable. Organizado en el momento. Mejor así, algunas cosas si están planificadas pero hay que dar cierto margen a la improvisación.
Ya queda menos, para todo.
Abrazos,
Sergio
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