Última semana de abril, un tanto anormal.
Esta corta semana, pues ¨terminó¨ el mismo viernes en el que comenzó mi itinerancia con el EI, fue bastante extraña por la poca gente que vino a la oficina. Entre lunes y martes no fueron ni cinco las personas atendidas. Siendo días raros y sin saber muy bien a qué podía deberse. El detalle anecdótico fue quedarme encerrado en la casa porque habían atrancado las puertas desde dentro. A la postre, casi me vino bien y todo.
El miércoles continuó esta tónica y apenas hubo gente a la que atender. Teniendo en cuenta que es el día que se ofrece ayuda con trámites de documentación (refugio) y que las semanas anteriores llegaban entre 40-50 personas. Fue raro no atender a más de 10.
Lo fuera de lo común aquel día fue la comida conjunta que hicimos. Apadriné a todo el personal voluntario y en prácticas de la oficina (más Mikely que se ¨coló¨ a última hora) y los llevé al local de Nohemi que más de una vez he mentado por aquí. Para espantar los fantasmas que en Brasilia me habían tachado de ¨mão de vaca¨ (osea, tacaño, como ¨todos los europeos¨) me vine arriba e invité yo. Ya lo he dicho, la semana fue muy anormal...
De izquierda a derecha: Miguel, Doriney, Mikely, Tatiane, Elly, servidor, Ruth y Giovana (haciendo la foto Patricia)
Al volver, un componente del equipo me mostró el fraude que da título a esta entrada y que a continuación veréis en las imágenes.
Básicamente hay venezolanos (presumiblemente compinchados con brasileños que trabajen en organizaciones humanitarias o la policia federal) que cobran por hacer trámites que son gratuitos. Claro, evidentemente, lo que se paga no es el trámite en sí sino evitarte la cola de 13mil personas que espera actualmente para solicitar y renovar su documentación. Allá donde hay necesidad hay negocio y ¨con dinero cascabeles¨ como diría mi madre.
Esto me recordó lo que una vez me comentaron en la asociación Natania (en el voluntariado que hice el año pasado en Valencia) sobre la situación en la que se ven muchos migrantes en España quienes llegan incluso al punto de pagar por contratos de trabajo falsos ya que estos son un requisito básico para solicitar la residencia.
En cuanto al jueves, reseñar la visita que junto a Mikely hicimos a las instalaciones de las Misioneras de la caridad de aquí en Manaos. Fue simpático volver a toparme con esta congregación a cuyas integrantes ya había conocido tanto en Brasilia como en Boa Vista (abajo, en las entradas populares -semana 0 y 5-, cuanto como fueron aquellas veces). En la reunión que tuvimos hablamos de llevar los servicios de la oficina al barrio, de Coroado, ya que generalmente las personas migrantes encuentran muchas dificultades para desplazarse a nuestra oficina por el precio del transporte que prefieren invertir en comida. Además, venir para no saber muy bien si volverán de manos vacías es un pésimo aliciente por lo que prefieren dedicar el día a pedir en las inmediaciones (quienes no consiguen diarias). Las hermanas nos comentaron que la caridad que ofrecen difícilmente satisface las necesidades de los beneficiarios, de los venezolanos dicen, han salido de un país donde tenían casa pero no comida y vienen a un lugar donde hay comida pero...el poco dinero que ganan pidiendo en la calle han de gastárselo en el alquiler por lo que muchos están como antes, o incluso peor.

Haciendo un salto al futuro, en el que yo no estuve (pues estaba en la itinerancia), vemos la charla informativa que dio Mikely a la semana siguiente y que establecería una serie de fechas en las que visitar de nuevo el lugar y ofrecer ayuda con los trámites de documentación.
Calentando motores que se viene lo gordo...
Abrazos,
Comentarios
Publicar un comentario