Seguro que a más de uno le ha venido cierta canción a la cabeza...semana tranquila donde dos de los sucesos más destacables han sido la emisión, por fin, de mi CPF (padrón) y la despedida de Jaqueline que ha pasado los últimos días junto con nosotros.
Todo empezó como venía siendo habitual estas últimas semanas, jornadas maratonianas, más teniendo en cuenta que el miércoles sería el último día de atención al público hasta el próximo 11 de enero. Las personas se agolparon, el primer día de la semana, en la sala de atendimiento. Acabamos bastante cansados y ya no nos parecía (ni a Jaqueline ni a mí) tan buena idea el plan que nos había propuesto Terida de ir a la comunidad jesuita que queda cerca de casa a hacer el típico plan de lunes noche. Es decir, hacer un ¨misa y cena¨ (quizás no os resulte sugerente pero a mí y mis circunstancias nos resulta un planazo). El caso es que estábamos cansados, más después del ajetreo en barco de los días pasados. Aún así, Terida no nos dejó mucha opción y logró convencernos para ir. Que bien lo hiciera. La velada fue muy grata y en un golpe de inspiración se me ocurrió grabar un vídeo felicitando a mi madre, que cumplía 60 primaveras al día siguiente. Todos contribuyeron y el resultado le gustó mucho a la cumpleañera. Dejo por aquí la versión en portugués:
El martes, las cosas cambiaron para mi sorpresa. No hubo tanta gente en la sala y pude atender a un matrimonio que había llegado a Brasil hacía escasas semanas. Da gusto cuando puedes hacer las cosas con tiempo, explicando cada duda y detalle. Sientes que tu acción tiene mayor utilidad, sin duda. Por desgracia, lo usual es tener que trabajar a destajo. A la tarde, Jaqueline y yo nos acercamos al, venga va, les hago publicidad que son los donadores principales y ya creo que me conozco a todos los trabajadores de tantas veces que he ido...decía que fuimos al C&A del centro comercial Manauara. Allí recogimos más donaciones para la acción del jueves. Ya el día anterior había pasado parte del tiempo separando ropa (habían piezas que necesitaban ser cosidas/arregladas de lo cual se encargaron algunas voluntarias tanto del Serviço como venezolanas). Un paseíto pues, día tranquilo este. Terida nos acompañó durante la cena en casa, había que aprovechar las últimas cenas de Jaqueline.
La mañana del día siguiente, en tanto libre por ser miércoles, me la pasé escribiendo las últimas cartas que me faltaban para tener el lote completo y dirigirme a Correos a enviarlas. Me disculpen los receptores de las mismas porque aunque tenían idea de ser navideñas, entre unas cosas y otras, ya van a ser de año nuevo. A la tarde, eso sí, accedí a la pedida de ayuda de Terida. Esta vez, volvíamos al centro comercial pero no solo para recoger donaciones sino también para entregar una serie de informaciones/detalles (entiéndase, regalos pequeños) tanto a C&A por su colaboración, como a otras empresas a las que poder ¨fidelizar¨ y tener un banco de ofertas de empleo a donde dirigir personas a las que atendemos. Fue muy bien, y en gran parte, porque Jaqueline sacó sus mejores dotes oratorias y fue la mar de convincente. Aprovechando la situación, decidimos cenar fuera y la elección fue fácil, directos al venezolano. Durante la cena dijimos que no hablaríamos de trabajo pero siempre hay cosas que uno quiere comentar y compartir. En suma, muy buen cierre del día.
El jueves fue la donación de ropa. Estuve primero preparando el ¨piscolabis¨ que se ofrecería a los asistentes, luego repartiéndolo una vez fueron entrando y sentándose tras haber cogido la ropa y ya por último llevando regalos que faltaban, a toda prisa, antes de que los niños y niñas sin ellos estallaran en llantos. El espacio era ajustado para todo el gentío y fueron horas de ¨gallinero¨ total, así que acabamos todos con cierto dolor de cabeza. Pero lo importante, la actividad fue muy bien y las familias se fueron bien contentas. Foto de como estaba el auditorio antes de comenzar la actividad:
Ahora bien, todo tiene dos caras y sobre este tipo de acciones asistencialistas, decir que lo malo es como fijan esos roles o posiciones entre ¨quien da¨ y ¨quien recibe¨. Se genera una dinámica de cierta dependencia e inacción, como si la persona diese por hecho que va a recibir X por su condición sin tomar parte activa de su vida. Tampoco ayuda a la interacción personal, aunque evidentemente siempre haya que mantener esa ¨distancia profesional¨, con la que poder conocer mejor a las personas, porque estas pasan a verte más como una herramienta para recibir cosas. En fin, son cuestiones complejas. No necesariamente ligadas a esta acción, sino al asistencialismo en general sobre lo cual se ha estudiado, hablado y dicho mucho más y mejor de lo que yo pueda escribir aquí pero vaya, comentar, las sensaciones de uno al participar en este tipo de acciones. Las cuales son necesarias, me viene a la cabeza el servicio que ofrece los fines de semana la Asociación Natania en Valencia. Ducha, ropa limpia y comida (así como asesoramiento e información). Lo importante es tener claro cual es el fin, la problemática a la que responden. Si la mejoran o solo son parches. No quedarse en fotos de cara a la galería.
Ya me ha salido un tocho, mira que esta semana quería ser sintético...evitar las lecturas diagonales pero bueno, es lo que hay. Mis entradas son para valientes o quienes buscan inspiración para la siesta.
Con ese dolor de cabeza que comentaba, no se me ocurrió mejor idea que salir al matador calor de medio día para recorrerme unos kilómetros a pie en dirección a Correos. Allí me llevé un chasco y es que no aceptan las cartas que lleven algo más que papel, como cartas. Yo que gusto de aderezarlas con tonterías que me puedo ir encontrando en el día a día...mala suerte o terrible burocracia. El caso es que se me acabó lo de enviar piedrecitas. El coste de la misma carta pasa de 8 reais a 160 solo por contener algo que no sea papel. Una locura. Lo positivo de aquella caminata fue encontrarme al padre Sandoval en la entrada, al volvernos juntos me invitó a comer en la comunidad y joe, que bien se come entre jesuitas.
A la tarde pasé uno de los momentos más agradables que he pasado por aquí. Jaqueline y yo teníamos entradas para asistir a una obra en el Teatro Amazonas. Fuimos allí paseando y tras un momento de duda (pedían el certificado Covid y yo me lo había dejado en casa, tampoco iba con mi móvil personal) pudimos pasar. El lugar y la obra, una maravilla. Os enseño un poco por dentro:
La despedida sorpresa de Jaqueline la teníamos programada para el viernes. Fue un momento muy bueno, palabras para Jaqueline, el vídeo recopilatorio de rigor y ella, por supuesto, emocionada. La verdad que ha sido genial tenerla estas semanas por aquí. Me ha ayudado mucho a poder introducirme más fácilmente tanto en la oficina (ser el novato se lleva mejor si no eres el único, además ambos nos servíamos de intérpretes según quisiéramos hablar con brasileños o venezolanos) como en la ciudad, ya que gracias a ella conocí a Rose, que a su vez me hizo conocer a Luis Miguel, este a Mirna y Mara...en fin, que muchos planes hechos y por hacer se los debo a ella. También ha sido una guía turística, buscando todos los lugares y rutas, solo pedía compañía, y yo encantado. Así que, muy agradecido por este tiempo pasado con ella, ha sido clave en estos inicios siempre difíciles. ¡Muchas gracias Jaqueline!
No obstante, el fin de semana se hizo un poco de rogar, el trabajo siempre acecha y Terida nos pidió que le buscásemos ciertos perfiles profesionales en la base de datos de currículos. Le habían llegado unas ofertas y debíamos contactar a las personas para enviarle a ella ya a los dispuestos y disponibles. Terida también nos pidió, que fuéramos en su lugar a una formación práctica que tendría la clase del curso de ¨frentista¨ (trabajador de gasolinera). Al final, me tocó ir a mí en representación del SJMR. Que era un poco de lo que se trataba, de acompañar y estar presente. Lo importante era lo que el encargado de la gasolinera iba a explicar a los alumnos. Estos disfrutaron mucho, estuvieron muy interesados y haciendo muchas preguntas. Cuando llegó el turno de hacer la práctica, fueron pocos los decididos pero todos celebraron el hito de los compañeros que sí se atrevieron. Verse así, en el lugar de trabajo, aprendiendo, realizándolo. Con el curso cerca de terminar y la esperanza de poder conseguir un puesto, independencia económica...me gustó su ilusión. Foto del grupo y del humilde observador:
Mientras estuvimos allí cayó la diaria lluvia torrencial que acostumbra a aparecer a medio día. En el momento me agradó la idea de pasar un poco de frío. Al volver cambié de idea, y es que casi siempre he pasado estos momentos de lluvia en casa, pero esta vez pude ver los peligros que entraña en la siempre acelerada ciudad. En nuestro camino de vuelta a la oficina vimos dos accidentes, un choque de varias motos donde un hombre yacía inmóvil en el suelo y un camión totalmente volcado hacia un margen de la carreta que era un pequeño barranco. Mejor no alegrarse cuando cae esta lluvia. La tarde fue casera y de nuevo, Terida nos acompañó durante la cena en donde concretamos los detalles para el día siguiente, que comeríamos en su casa junto con Yoslin, un trabajador social hondureño que lleva ya 7 años en Brasil (también con su primo Henry que junto a su mujer acaban de llegar de Venezuela), para después acercarnos a la playa de Punta Negra.
Y bueno, lo que os contaba, es lo que hicimos el sábado. Mención especial, casi hasta me he planteado ponerlo en la primera frase de la entrada, a un hecho insólito que aconteció. Sí, he tenido que venir a Brasil para cocinar mi primera tortilla de patatas (en realidad fueron tres porque las sarténes eran pequeñas). El juicio de los comensales fue muy positivo, así que me quedé más que satisfecho. La técnica debe ser perfeccionada y ya tengo varios encargos previstos de modo que, seguiremos mejorando (también os digo que me sigo quedando con los pimientos rellenos que aprendí a hacer en Sevilla junto a Noelia justo antes de venir). Os dejo foto de los presentes (a excepción de Henry que no recuerdo donde estaría en ese momento):
Después de comer, cuando pasó la lluvia, fuimos a la playa y bien. Lo malo vino cuando nos decidimos a pasear y por las horas que eran concluímos que por qué no comer alguna cosa en uno de los puestos ambulantes. Confiado, tras la primera indigestión, en que mi organismo ya estaba adaptado comí. Al día siguiente (y los siguientes, aunque eso es spoiler) me arrepentiría.
El domingo no amaneció de la mejor de las maneras. Aún así quise aprovechar e ir con Jaqueline al mercadillo que ponen en el centro. Ya había ido con Agnaldo y Joao el primer domingo pero sin mucho tiempo para detenernos. Esta vez pude comprar algunas cosillas aunque, como comentamos, habían demasiados puestos estilo ¨souvenir barato¨. Después de que Jaqueline comiera, in extremis, lo que tantos días había anhelado (tapioca con tucumá) accedió a que nos volviéramos dado que ya se me estaba poniendo cara de plátano con tanto revoltijo estomacal. Descanso y más descanso pero nada, no se iba el malestar. Comida de la calle 1 - 0 Sergio. Nunca mais! Hasta que vuelva a caer. Aún con todo, no quise declinar la invitación a la cena de despedida que Luis Miguel (al que una piraña le había comido un cachito de dedo) y Rose querían hacerle a Jaqueline. Fui con ellos y aguanté el tipo a base de zumo de limón. Rezando para que al día siguiente no empeorase el asunto (porque teníamos una actividad que se haría bien larga y en la que me ocuparía de más de 30 niños) me fui a dormir.
Y hasta aquí, la de esta semana.
Saludos,
Sergio
Oh Sergio que Bueno estás escribiendo tu diário semanal, Mas está semana como que te ordene muchas cosas...jajaja. Gracias por toda tu ayuda, tu y Jaqueline está semana me ayudarom Full. Bueno ya habran dias mas leves.Lo prometo
ResponderEliminarJajaja no te preocupes, para eso estamos, ya lo sabes. Un abrazo y gracias a ti por tu grandísima dedicación ;)
EliminarCon tanto calor, comiendo sin control ... Si llegas al final volverás hecho un palillo. Y si la cumpleañera se alegró mucho del detalle, el mejor 🎁.
ResponderEliminarSigue escribiendo y controla tus comidas. Un abrazo
¡A la orden!
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