Con un poco de retraso llega esta entrada en la que cuento como fue una semana bastante completa en la que se dieron progresos en varias áreas en las que hemos venido trabajando estas últimas semanas: acceso a derechos (vía sesiones informativas y labores de pre-documentación) y fortalecimiento institucional (coolaboración con otras obras de la Compañía).
La semana comenzaba con una actividad en el abrigo ubicado en el barrio de Coroado. Mikely me había propuesto que les acompañase para realizar algunas dinámicas de presentación y confianza. Intentar que la gente no se duermiera, vaya. Para allá que fuimos. Aquí aparece Mikely dando inicio a la charla:
Luego sigió mi parte en la que, entre otras cosas, practicamos la postura más cómoda por la que ser detenido por la policia. ¿Pensáis que es broma?
El abrigo Coroado es una "filial" del abrigo de la Rodoviaria (hablo con más en detalle de él en la siguiente entrada: Semana 6 - Ciudad selvática) aunque este más que un abrigo es un "vivir" en situación de calle bajo una lona bajo de un puente. Ya que a las 6:00 deben entregar los mugrientos colchones en los que duermen y quedarse en la calle. Pero no nos desviemos. Digo que, el abrigo Coroado es una "filial" porque sus habitantes son redirigidos desde el abrigo de la Rodoviaria a este. Generalmente son familias y si bien no me quedaron claros los requisitos, me atrevería a decir que llegan sobre todo por cuestiones de salud. El ambiente en él es más salubre. Básicamente es una especie de pabellón techado con unas graderias. En medio, donde iría la pista, hay una serie de estructuras (sin techo propio) divididas en cubículos. Una estancia; compuesta por dos literas y un pequeño armario, para cada familia. Una zona común donde comer y la pequeña sala que cumple las funciones de escuela que habéis visto en las imágenes. Según me contaron, no había malos rollos entre los poco más de 100 personas que se alojaban allí. En parte, porque nadie salía de su "habitación". Aislamiento.
El martes era un día importante en la oficina porque se abrieron las inscripciones para el curso de portugués que justo hoy daba inicio. De este modo, la matriculación de las personas interesadas pasó a ser la tarea principal durante este día. Han tenido que pasar tres meses para retornar al ajetreo diario de ver alumnos subiendo y bajando las escaleras en dirección a las salas donde se imparten las clases.
Por la tarde acogí brevemente a Maia, una trabajadora de la oficina del SJMR en Boa Vista, que estaba en camino a Panamá para una reunión de varias organizaciones. Si me lees (evidentemente le hablé de "mi libro", queridos lectores), Maia, hállome aguardando por la prometida lista de música "brasileira". Para curiosos, pueden buscar por "MPB".
Seguimos, llegamos al miércoles. También este, día importante en la oficina. Transcurridas dos semanas desde la capacitación del ACNUR, llega la hora de poner en práctica lo aprendido. Es decir, hacer la primera solicitación de refugio a través del SISCONARE. En la imagen podéis ver a Kevin y Mikely atendiendo a la pareja que fue nuestro "conejillo de indias". A su derecha, servidor, en su espacio de trabajo (en la oficina, que a veces toca salir) habitual.
Todo salió genial, así que, con los conocimientos frescos se impartíó una formación a algunas voluntarias a efectos de que ellas también puedan ayudar al equipo en estas labores de pre-documentación.
Por hablar un poco de este trámite, decir que consiste en la solicitud al Comité Nacional para los Refugiados (de Brasil) de la condición de refugiado. Sea solicitud por primera vez o renovación de la misma. En el primer caso, consiste en una especie de formulario en el que se van adjuntando datos de la persona solicitante. Con mucha importancia en la parte donde la persona describe las razones por las que forzosamente dejó su país. Con la ayuda de Luis, al mes de llegar (en esos diez días que pasé en Boa Vista), conocí este procedimiento. Aquella vez, para quien no lo leyera o no lo recuerde, la historia de la solicitante me dejó bastante tocado. Se encuentra aquí: Semana 5 - La frontera).
Recuerdo vagamente los dos siguientes días, entre mi día libre y el día dedicado a "asuntos internos", me quiere sonar que no hubo demasiado movimiento más allá de algunas reuniones y llamadas a buenos amigos.
El sábado también vería las caras de unas cuantas personas a las que tengo mucho aprecio, por ser las supervivientes de aquel camino que empezamos en 2019. Me refiero al resto de voluntarias del programa VOLPA. Hicimos una videollamada que aún siendo corta, cundió y mucho. Os presento a esta gente buena y de paso, menciono por donde andan:
De izquierda a derecha, desde arriba, tenemos a Inés que está en Fé y Alegria en República Dominicana; Iria en Chile con el SJM, Willy (quien tiene un blog muy molón en esta dirección: https://willymd.blogspot.com/) en Kenia con el SJR y Ana en la misma organización solo que en Uganda. El otro es un "casi Jesús" que, remarco, no va para cura. Como siempre, fue genial compartir nuestras vivencias, cómo nos sentíamos e inquietudes que suelen ser comunes. Faltó, también como siempre, Amanda que está con la asociación Mi rancho en Bolivia. Mi compañera en la delegación de Sevilla que nunca me contesta los audios y me deja siempre con la intriga.
El día continuó con una acción que habíamos preparado Terida y yo (más ella la verdad, que por algo es la "jefa"). Consistía en un encuentro entre el MAGIS y el SJMR. Para presentarnos mútuamente, poner cara a los integrantes y pasar un rato intercultural (hubo momento culinario compartido y sesión de bailes, a cargo de un profesor, tradicionales de Venezuela). Muy muy buen rato. Por desgracia y suerte (para mí), no he conseguido los vídeos en donde se me ve danzando. Foto de uno de los momentos iniciales:
Por lo que respecta al domingo, João se ofreció a acompañarme a comprar en el puerto un billete de barco para mi salida del día 9 de este mes. Luego fui con él a su comunidad para tener, después de almorzar, una de las últimas conversaciones con el padre Ronaldo. Solicito como sólo él es, se ofreció a llevarme hasta el lugar en donde había quedado con Mara. Había insistido en que la acompañase a la celebración de su cumpleaños. Era la primera vez que celebraba su aniversario con sus hermanos ya que desde que entró en la congregación nunca había vivido tan cerca de ellos como ahora. Quedaron pues, en casa de una de sus heramanas. La verdad que, siendo Mara tan humilde y viviendo de forma bastante sencilla en su comunidad de religiosas, me sorprendió ver que su familia era bastante adinerada. En cualquier caso, es un dato sin mucha relevancia. Lo importante de aquella tarde es que, más allá de las bromas sobre mi altura, me aceptaron (en un evento en el que como podréis pensar tampoco pintaba mucho) con total apertura y de hecho, disfruté bastante del "tacacá" que prepararon.
Y hasta aquí llegó esta semana.
Saludos,
Sergio
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