A esta semana cuando la planificamos en la oficina la llamamos, la "semana del migrante". Ello se debió a que el lunes 20 de junio es el Día Mundial del Refugiado. Ciertamente, no fue el nombre más apropiado porque, ¿es lo mismo migrar que refugiarse? Veámoslo.
Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR):
Los refugiados son personas que huyen de conflictos armados o persecución. A menudo, su situación es tan peligrosa e intolerable, que cruzan fronteras nacionales para buscar seguridad en países cercanos, y así, ser reconocidos internacionalmente como “refugiados”. Ellos son reconocidos precisamente porque es demasiado peligroso para ellos el regresar a casa, y necesitan asilo en otros lugares. Estas son personas, a quienes negarles el asilo, puede traerles consecuencias mortales.
Los migrantes eligen trasladarse no a causa de una amenaza directa de persecución o muerte, sino principalmente para mejorar sus vidas al encontrar trabajo o por educación, reunificación familiar, o por otras razones. A diferencia de los refugiados, quienes no pueden volver a su país de forma segura, los migrantes continúan recibiendo la protección de su gobierno.
https://www.acnur.org/noticias/noticia/2016/7/5b9008e74/refugiado-o-migrante-cual-es-el-termino-correcto.html
La verdad es que, siguiendo estas definiciones a las personas que emigran desde Venezuela se las podría considerar más migrantes que refugiados. No obstante, el estado de vulneración de derechos de Venezuela (por más que no haya guerra o persecución, como por ejemplo puede haber en el caso reciente y próximo de Ucrania) implica una situación de tal gravedad que internacionalmente se ha considerado válido el reconocimiento de estos como "refugiados" (si así lo desean, ya que también pueden vivir -en Brasil- como residentes temporales). Uno se pregunta, hasta qué punto hay intereses internacionales que determinan qué nacionalidades reciben la consideración de refugiados o no. Mismamente, los haitianos no son reconocidos como refugiados en Brasil y nadie duda de que las condiciones en su país son también de máxima gravedad (también puede pensarse en tantas otras personas de paises africanos que no lo son y son asesinadas intentando entrar en ciertas ciudades autónomas). En fin, imagino que son los intereses de ciertas pontencias cuyas sanciones van más allá de lo económico y también quieren llegar al plano simbólico (hablar de refugiados y no de migrantes de un país da peor prensa). En cualquier caso, mi crítica no va hacia aquellas "nacionalidades" que reciben la opción de acogerse a la condición de refugiadas sino a que sean tan pocas las que puedan solicitar ser reconocidas como tal. De todas formas, bien se podría caer en la banalización del concepto y el aumento del número de refugiados (que se estima, no va a hacer sino aumentar) tampoco está significando grandes cambios en las políticas internacionales ni nacionales.
Dicho lo cual, paso a narrar las actividades que tuvieron lugar en esta "semana del migrante".
El lunes 20, Día Mundial del Refugiado (pincha y lee más sobre él), lo empezamos con una celebración religiosa a cargo de Dimas. Que la J del SJMR es jesuita, no se nos olvide.
El martes nos desplazamos a la periferia, concretamente a un conjunto habitacional donde residen varias familias Warao (pueblo indígena de Venezuela). Nos contaba el hermano Arquelino que el dueño de dichas casas había sido asesinado por unos traficantes del barrio. Estos habían querido expulsar a las familias pero entonces había aparecido la hermana del muerto para poner orden. En la casa de su difunto hermano puso más familias Warao y ahora los usa a todos de escudo humano para no perder esa propiedad y poder seguir cobrando los alquileres. De camino al sitio vimos a una de las residentes pidiendo en un supermercado, la mendicidad (mujeres y niños) y las "diarias" (hombres) son la única fuente de ingresos. Respecto a la segunda un hombre nos mostró los hombros abrasados, todavía en carne viva por llevar a peso durante horas (las jornadas son de 12 sin descanso ni para beber) sin, obvio, ningún tipo de equipo de seguridad. Son terriblemente pobres y los años transcurren sin que su situación mejore.
Bueno, nosotros fuimos a entregar una serie de donaciones de ropa. La ropa fue entregada y supongo que ese objetivo se cumplió. Mejor eso que nada. ¿O no? Yo desde luego no quedé con buen sabor de boca porque la organización no fue la mejor y a la hora del reparto hubieron personas que se colaron varias veces, agarraron de más...y claro, llevarles ropa está bien pero generar discordia entre ellos no lo está tanto. Inevitable no acordarse de las palabras del bravucón francés (de una formación del ACNUR en seguridad): "la culpa es nuestra". De las organizaciones sociales, digo. Porque está claro que la desesperación no exime del respeto pero si quien no parte de la necesidad lo gestiona mejor, pues se evitan algunas problemas. Algunas fotos del momento:
Por lo que respecta al jueves, hubo una rueda de conversa (con dinámicas) sobre cultura popular brasileña. En algunos momentos participé aunque aquel día con menos carga estuve más pendiente del atendimiento general.
Por la tarde conectamos desde varios paises para realizar un encuentro interinstitucional de la Red Jesuita con Migrantes. Terida se encargó de representar a la capital amazónica. Hubo una menciòn especial para los dos jesuitas asesinados (junto con el laico al que intentaron proteger) en México aquella semana. Triste noticia que venía a sumarse a los asesinatos de Bruno y Dom.
Conmoción en México: ¿quiénes eran los jesuitas asesinados en el estado de Chihuahua?
Quise haber ido aquel viernes a la Capoeira de Compensa pero en ese barrio la noche anterior hubo una serie de asesinatos que no invitaban a visitar el lugar. Tiempos con muchas muertes.
El fin de semana iba a orbitar en torno a la llega de Fernando, quien fuera voluntario VOLPA durante dos años justo antes de mi llegada (aquí podéis leer su testimonio pocos meses tras el inicio de la pandemia, el tío decidió quedarse: Fernando Arnal, VOLPA en Brasil). En principio lo esperábamos por la mañana pero una serie de inconvenientes hicieron que no lo pudiéramos recibir hasta la madrugada del domingo.
Al día siguiente Fernando (que se va a quedar, por el momento, en la casa de voluntarios conmigo) y yo fuimos primero, a la comunidad jesuita Claudio Perani para que fuera extendiéndose la buena nueva de su llegada. También fue la última vez, despedida sin saberlo, que vimos al padre Ronaldo (que ya marchó a su nuevo destino). Después, acompañamos a Terida en una feria de artesania en el Centro Cultural Pueblos del Amazonas.
Saludos,
Sergio
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