Mucha tralla estos días en las que he hecho absolutamente de todo. Ciertamente, es lo que suele pasar cuando se tiene visita. En este caso la del padre Agnaldo, director nacional del SJMR.
Por empezar por la parte que fue más intensa, nos vamos al miércoles día en el que nos trasladamos por tercera vez a la congregación de las Hermanas Misionarias de la Caridad en el barrio de Coroado. Allí realizamos un mutirão de documentación. Éramos un grupo de excepción -como suelen decir en SDS- compuesto por Mikely (que ya había vuelto de Boa Vista), Yan y yo. Mikely se encargó pues, de las renovaciones mientras que nosotros atendimos las solicitudes por primera vez (o con protocolo antiguo) de refugio. Yan Carlos se estrenó esa semana como voluntario "oficial" y dio el callo como el que más. Ojalá encuentre trabajo de nuevo pronto pero mientras tanto, que gran ayuda nos brinda. Entre 3 personas atendimos a 41 lo cual todavía no me explico todavía.
El resto de días, aunque menos extenuantes, no estuvieron exentos de ocupaciones entre el trabajo y los momentos que pasamos junto con el padre Agnaldo. Puedo pues, destacar de entre estos los siguientes:
La reunión en el PITRIG con el resto de organizaciones sociales y el mayor Megale (llegado hace unas semanas y responsable del VES -vagas de emprego senalizadas- y nuestro trabajo en equipo entre AVSI, Visión Mundial, Hermanitos y SJMR) del lunes.
La cena del martes en casa de Terida, quien tras volver de Boa Vista y haberse encontrado con su padre, trajo "harina pan" venezolana. Probamos por primera vez las arepas "de verdad" y vaya diferencia con respecto a las que se hacen con la harina pan de aquí.
Ese mismo día, por la mañana había tenido dos reuniones con Entreculturas. La primera con todas las voluntarias "desplegadas" actualmente en terreno y la segunda, más individual, con Sonia para hablar de cómo estaba y mi regreso. ¡Volpa sigue! A decir verdad también tuve una con el padre Agnaldo que me mandó una serie de tareas a realizar antes de irme. Esta semana junto a él también significaba comenzar la etapa de "cierre", de despedirme de todas aquellas personas que ya no vuelvo a ver. Debo decir que todavía no he visualizado la despedida, quizás por la demanda de trabajo que no da mucha tregua pero dentro de poco deberé hacerme el ánimo. Hay muchas personas que lo merecen. Me siento muy afortunado.
La confraternización-arraial del viernes en "nuestra" terraza en la que aprovechamos para celebrar también los cumpleaños de Gladys y el padre Agnaldo. Antes de esta, eso sí, tuvimos una reunión de equipo donde Agnaldo puso de relieve los puntos a mejorar y se habló abiertamente de los últimos meses de trabajo.
Por último, dado que el "padre" es un entusiaste del "tomar baño", fuimos a un flutuante (cualquier estructura flotante, en este caso un barecito) no muy lejano a pasar el día del sábado.
Y pensar que cuando vine por primera vez (vea y léase aquí: Semana 7 - Archipiélago fluvial) a la Marina do Davi había que bajar unas largas escaleras (donde se ve ese árbol) para llegar al muelle...
Tras este día tan agradable, nos despedimos de Agnaldo que ya se volvía a la oficina central en Brasilia. Muchas gracias Junior.
Y el séptimo día se descansó, como dice el Génesis, cerramos telón.
Saludos,
Sergio
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